No me devuelvas los años, no lo hagas, quédate con ellos. Relojes y tiempo han labrado en mi rostro grietas y dilemas. Cada surco un recuerdo. Insisto quédate con ellos, con los gastados años, otro será ese tiempo, en que vida me abandone. He decretado no borrar un solo segundo de existencia. Agradezco la luz, la utopía y el fuego. Mis viejos pies han transitado remotas aldeas y valles de ensueño. Y aunque muchos han partido dejando rastros de nostalgia, a más he recibido en los albores del alma. Esta oscura noche me adormece bajo cielo infinito, trama eterna y circular, se repite, se sucede; a un nuevo día gestará en que muerte me persiga.
Siempre me han gustado los poemas dedicados al tiempo, creo que en la madurez. (No siempre) podemos encontrar muchas razones.
un abrazo
Antonio