Cuando aprendí a leer,
me lance a la búsqueda
de aquel primer poema.
Cadenas han lastimado mis pies
y han demorado al pensamiento
sobre olas, sobre arena;
y mientras tanto hubo un tiempo,
y en el tiempo se sucedieron
lunas gastadas, soles añejos.
Creo haber aprendido a leer
y perdón por el vacilante creo,
porque si de algo se debe acusar
a la luz y la lectura
es de la abrumadora existencia
de temores e incertezas.
si he aprendido a leer
fue acaso a duras penas,
he gastado ojos y pies
escalando la prosa rugosa
y descifrando al enigmático verso,
por ello intento acariciar el ocaso
y dar descanso a los sueños.
Que el orbe prosigue su idilio,
incansable; cansando a los días
las noches, las noches que pienso
me pienso, me escucho e interrogo
que todo no es nada
mas nada es la vida.