Mientras contemplaba cómo llevaban al cadalso al último candidato, empezó a pensar que tal vez se había equivocado de profesión. Ni a los políticos más corruptos los trataban con tal dureza. Ser degollado públicamente por narrar una historia jamás contada le pareció algo totalmente desproporcionado, sobre todo teniendo en cuenta que aquella mujer ni siquiera poseía la delicadeza de concederles un último deseo antes del sacrificio. Más de mil cabezas brutalmente arrancadas de sus troncos adornaban de modo salvaje el resentimiento de Scheherezade, pero ni siquiera semejante aberración lograba hacerle olvidar aquellos ojos negros que le cautivaban.
Una pregunta, no sé si me lo he inventado, pero me suena de algo, ¿eres profesor de escuela? Es que no sé si me he confundido o algo. Si lo eres, ¿de qué ciclo y qué asignaturas impartes? Lo siento, soy muy curiosa. No hace falta que contestes si no quieres.