- Hasta que no se lo pongamos nosotros, no dejará de llorar. Lo han intentado sus hijos, también trataron de convencerlo sus nietos, pero todo fue inútil. Incluso los bisnietos, a pesar de su corta edad, han hecho todo lo posible. Como último recurso utilizaron el viejo y ajado disfraz de Papá Noel, ese que guardan desde siempre en el desván; pero no hubo forma. Empezó a gritar, como un insensato, que quería que fuésemos nosotros los que le pusiéramos el regalo bajo el árbol.
- Melchor, Gaspar, ¿decidme qué hago? Este energúmeno de 85 años no se quiere enterar de que solo estamos a 24 de diciembre.
Un poco de humor siempre viene bien para lo que se nos avecina. Felices Fiestas a todos/as y que os sea leve.