Se me pierde la vista y caen los ojos
de tanta oscuridad que me ilumina,
y a tientas sobrevive mi alma en ruina
mecida en este amor, mar de despojos.
Arrugados mis labios, antes rojos,
enfermos de una negra medicina
y esta locura en mi no se termina;
donde habían salidas, hay cerrojos.
El tacto se me escurre de la mano,
ni siento, ni percibo, ni padezco,
de ser tu prisionero ciego y mudo.
Se me olvida que fuiste gesto insano
y pienso que a otro amor le pertenezo:
tal vez mi corazón deshaga el nudo.