Nada se mueve, las luces están apagadas y el ruido ha callado. Tómalo como un descanso o como una tortura, y aprende que nada se moverá, no habrá luz, ni tampoco ruido, hasta que alguien haga el leve movimiento que destroce la cadena del olvido y acabe con la calma nerviosa. Entonces será cuando se vicie el aire en un segundo, cuando en una milésima parte de momento todas las luces cegarán y no oirás nada sino ruido. La flor de loto morirá y estarás condenado a verla morir una y otra vez desde tu luz.