El Tren que No Venía
Ese día le iba a pasar a Juan
Esteban algo extraño...
Juan estaba cerca de una estación de
trenes. Era bastante tarde. Apuraba el paso para no quedar atrás, en la
medianía de la jauría humana cuya sombra bailaba un ritmo estridente.
De pronto, al ver llegar a la turba, Juan Esteban tomó coraje y
los enfrentó. Les preguntó si querían algo de él. Ellos le contestaron
que se callara, y que si quería su vida que les diera lo que tuviera.
Juan Esteban sacó fuerzas de la nada y salió corriendo. Sabía que
su vida no valía nada en este momento y que ni bien lo tomaran lo
matarían sin asco.
Así fue como escapó por una calle lateral,
donde estuvo un tiempo en el umbral de una casa. Los malditos se
acercaron y no lo vieron. Juan Esteban se puso a llorar.
Amaneció temprano. A eso de las cinco empezó a llover. Juan
Esteban se despertó y vio que estaba descalzo. Su vida había sido
perdonada.
Khas10 de noviembre de 2008