Llevaba tiempo cojeando y con molestias en la rodilla derecha. Quizá tuviese razón mi ex-mujer y lo que tenía es que adelgazar. Pero se que ella lo dice por joder y por llamarme gordo. En fin...
Llegado el lunes fui a la cita médica con el doctor Vaamonde que había concertado el viernes por teléfono.
Pablo me vino a decir lo mismo que mi ex: ¡Tienes que adelgazar!. "Con ciento veinte kilos no hay rodilla que aguante".
Pablo Vaamonde era sumamente educado por lo que le costaba hacer este tipo de aseveraciones.
"Verás Pablo yo todo lo que quiero es que me recetes una rodillera térmica que me puede ser muy útil. Además te prometo ponerme a régimen".
Finalmente el doctor Vaamonde me recetó una rodillera térmica que adquirí en la Farmacia cerca de casa.
Al llegar a casa me la coloqué, aunque me dio la impresión de que me apretaba demasiado.
Pasé una tarde muy incómodo y a las 23.30 me fui a dormir.
A la mañana siguiente...
No me lo podía creer.
En vez de rodilla tenía una masa informe de claro color verde.
Sudaba además copiosamente.
Decidí ir a ver al doctor Pablo Vaamonde.
Y ya en el ascensor me di cuenta que todo había sido una fabulación.
Ciertamente tenía una lesión en la rodilla pero ni siquiera había ido al médico todavía. Pablo no me había recetado una rodillera térmica y evidentemente no se me había puesto verde.
