He descubierto el combinado perfecto: Clases de árabe mientras doy un largo paseo con mi profesor de árabe Tayyeb, -rehabilitación idónea para mi minusvalía.
Me dijo que a él también le venía bien por una leve cojera que padece.
El caso es que estuvimos caminando por el barrio y hablando en árabe durante unos cuarenta minutos.
Tal es el éxito que me estoy pensando en dejar a mi rehabilitador Andrés para el mes que viene. Si bien lo mantendré un día a la semana para darme pautas, que después llevaría a la práctica con mi profesor y amigo tunecino.
Ya he quedado con Tayyeb en que los viernes daremos la clase mitad en casa mitas caminando.
Y es que Tayyen desborda humanidad.
En breve comenzaremos a preeparar un viaje a Túnez en el que vamos a llevarlo de guía: Mi sobrina Paula, mi hermano Javier y yo. Y a cambio le pagaremos el billete de avión.
Os cuento como curiosidad que el otro día estaba recibiendo mi clase de árabe cuando vino el fontanero, que me cobró casi 300 euros por arreglar una cisterna.
Tayyeb indignado me dijo que eso era lo que ganaba en su país al mes un trabajador medio,
Tayyeb habibti. (Tayyeb cariño).
