Esto sucedió hace diez años.
Estaba yo trabajando en la ONG gallega Ecos do Sur, donde era profesor de español para inmigrantes y periodista en el blog.
Un buen día mi alumno Musa me ofreció ir con él a Senegal.
Al principio dije que no. Pero...
Vivía sólo pues me acababa de separar de mi mujer. Y me moría de ganas de conocer el país africano.
De la noche a la mañana le dije a Musa que iría con él. Acudí al doctor López Vélez, del Departamento de Medicina Tropical del Ramón y Cajal de Madrid, para vacunarme.
Según pisé el país sentí que era mi tierra. Sus gentes sus animales, sus paisajes. Todo me era familiar.
Así es que los allegados de Musa me trataron como a un hijo. Y yo con la ayuda de mi ONG Ecos do Sur les construí un pozo para que tuvieran agua potable.
Jornadas de caza y de pesca así como de agricultura hicieron que el tiempo volara.
Como no sabía cuando volvería dejé el billete de vuelta abierto.
Había calculado que me quedaría un mes pero...
No podía.
Eran mi familia. Y aunque echaba mucho de menos a mis hijos...
No me fui.
Pasó el verano y el calor. Y luego pasó el invierno. Ya tenía mujer y tres hijas africanas.
Y me quedaba.
Escribí a mi familia española para que supiesen que estaba bien.
Y gracias al ordenador de un amigo escribo también este relato.
Moriré en Senegal.
