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El Trayecto Del Bus.

La noche se apaga y comienza mi trayecto del día hacia casa, mientras miro a través de la ventana del bus cómo aparecen mis rayos de esperanza. Esos que me guían día a día para sonreír, para ser fuerte a pesar del dolor. Para aprender a aprender de verdad.

Es curioso cómo la vida plantea su forma de aparecer ante los demás, y cómo aparece y transcurre ante mí. La veo de manera totalmente diferente a los demás, y creo que eso va marcado por mi manera de vivirla. ¿Es lógico que me plantee vivir una historia romántica como en las películas sobre amor verdadero? ¿Razonable el pensar que todos en el fondo somos buenas personas, pero que se dejan influenciar por su entorno y por las experiencias vividas? ¿Es normal sentirme feliz en momentos de tristeza? ¿Normal sentirme triste y nostálgica en momentos de alegría y euforia?

El bus sigue de camino a casa y observo con atención la velocidad a la que va; a pesar de no haber ningún otro vehículo, va despacio, pero llega finalmente a la salida del túnel. ¿Es alguna señal? Quizás Vida quiera comunicarme algo, posiblemente quiera transmitirme paciencia. Paciencia para convivir con los demás, para aceptarlos a todos a pesar de las diferencias y para quererme a mí misma por mi peculiaridad.

De repente vuelvo a mirar a través de la ventanilla y me doy cuenta de que llego a un lugar muy especial. Aquel del que me enamoré y del cual sigo enamorada, aún pesando el dolor incrustado, aún pesando el recuerdo. Risas entre besos, abrazos inesperados, comentarios halagadores. Y al ver mi rostro reflejado en el cristal puedo ver cómo mis ojos se enrojecen y se llenan de lágrimas, si bien no sale ninguna. Besos inesperados, miradas cómplices, cogidas de manos...

Respiro profundo y lentamente mientras mantengo mis ojos cerrados. No quiero observar más. No quiero seguir por esta ruta. Miro al chófer desesperada y con un impulso me levanto. Pero me detengo un segundo y disimuladamente me vuelvo a sentar.

Ya llego a casa, a mi hogar, ese que me protege de todos los males de Vida. Ella es muy mala. No quiere hacerme común, no quiere hacerme normal. Ella quiere que llore, pero al momento me da razones de alegría. Y así voy, triste y alegre por la vida, enfadada y calmada en momentos especiales. Pero dando razones a la gente de que soy totalmente peculiar.

PECULIAR. Esa es la palabra que mejor me define.

Al fin me tumbo en la cama rota a causa del cansancio.
¿Me puede más el cansancio, la forma en que Vida está en mi vida, o por los recuerdos? Quien sabe. Lo único que sé es que debo seguir luchando por mí, por mi felicidad a través de los rayos de sol que traspasan mi piel suavemente y el aire que penetra cada segundo de mi vida los pulmones.
Lagrimasenelcielo17 de mayo de 2014

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