Y otra noche más entre recreaciones y recuerdos me viene a la mente un pasillo infinito y bastante tenebroso; confuso y misterioso, donde acabamos empotrados en el suelo por el delirio de la pasión.
Sin percatarme si quiera, nuestras ropas quedaron deshechas por aquellas viejas losas. Aún siento el frío suelo recorriendo mis vértebras doloridas por los golpes sin control a causa de la excitación de aquellas novedosas miradas.
El sonido de nuestros gemidos se clava en mi piel, aquellas respiraciones entrecortadas en aquellas estrechas cuatro paredes, buscando un resquicio de oxígeno que calmara nuestra necesidad.
A partir de ahí fue todo un laberinto para mí descubrir cuantos rincones puede tener una casa tan pequeña.
Recreas , para mí excelentemente, ese espacio tan personal, tan pequeño como muy bien dices,
Salusdos