El ángel de entre los caídos.
Prisionero sin coartada.
Alcohol de garrafón incluido.
Oveja negra descarriada
que regresa a su nido.
Alquilo mi espada,
el humo, malvendido.
Manifiesto por las malas
todo lo que he aprendido.
Pase lo que pase en la playa,
será algo que he conseguido.
Y las memorias aciagas
pueden quedarse en el olvido.
Y si escribo en mi coche,
usando como tenue tiza
el tizón que sangra ceniza
es solo porque he querido.
Que si algo me queda,
es haber sobrevivido.
Vestidos de seda,
prendidos de un broche.
Así me garantice tu noche,
que la cosa vaya a ir sobre ruedas.
Me aferro al pasado,
nunca he olvidado
mi vieja forma de vivir.
En una tierra ignota,
sin duquesas, sin derrotas.
La libertad era un elixir.
Jugando al despiste,
en un mundo triste,
donde a mí me da por reír.
Pero ahora soy otro,
el que debería
siempre ser.
Nada es fortuito.
Y entre nosotros,
no es malo el día;
hoy quiero leer
recuerdos gratuitos.
