Un pajarito y una sirena colorean dibujitos en el salón, sin quererse ir a la cama. Mientras yo los amo desde la burbuja de mi habitación. Un gato duerme el borde de la cama, dejando sus pelos para que nunca los olvidemos. Mañana nos vamos de viaje y sus pelos en nuestra maleta. Llevo un tiempo odiándome por no apreciar el olor de los días, la belleza de mis estrellas, mi sensibilidad incómoda, mi melancolía a destiempo. Busco otros mundos con mis alas apolilladas. Y entonces me desespero, me entra el pánico al sentir mi chirriante cuerpo. Ansío osadas metáforas estallando mis dedos, imágenes surfistas. Una tempestad creativa surge al abrir una esclusa. Sigo escuchando ese piar nocturno del pajarito que no quiere acostarse. Lloraría mares, me abrazaría a esa mujer que amo, escalaría su cuerpo, cultivaría su piel. Pintaría su/nuestra casa con grafitis de bolígrafo. Llamaría a mi vida esclava para despedirme de ella, mira no sé qué hago perdiendo el tiempo contigo, ya me buscaré otra.

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