Un barco llamado Pol.
No dudaron en el nombre que llevaría,
ni quién sería el propietario, su huésped,
más sí ,sobre los colores de su bandera.
* * *
En el cuaderno de bitácora, está escrito el rumbo
él que pudo recorrer allende de los mares, todos los rincones,
él que cruzo el crepúsculo, y morirá en el sol.
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Nació oliendo a muerte, el destino no lo quería,
sólo el sol de la primavera, tubo clemencia,
¿quién hubiera cuidado de él si no?
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La luna de la montaña tiene un puerto,
con su nombre, pues interminables veces,
viajo a acunar a la pobre luna, cuando el sol la injuriaba.
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Fue valiente en sus viajes,
para encontrar la verdad del mundo,
y al ver los relámpagos, no tuvo miedo.
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Por doquier construyo casas indestructibles,
para que fuera imposible el cuento,
de los animales que soplando, destruyen hogares.
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Ese fue su deleite, su obra,
haber dejado pueblos creyendo en la verdad,
y sabiendo el porqué del nacimiento del sol.
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En la montaña de verano,
olio las flores más hermosas;
para luego regalarlas al mundo.
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Quedó varado, mil veces,
y las tempestades destrozaron su barco,
no pudo navegar nunca más por el cosmos.
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Prisionero en la tierra vago por el mundo,
atravesando bosques, sorteando ríos,
quemándose en los desiertos abrasadores.
* * *
Siguió oliendo pétalos de lirio,
para recordar lo bueno del sendero:
y decidió cortar sus cordones, para unir nuevas flores.
* * *
Nunca durmió sobre un techo, el raso fue su cama,
durmió a la intemperie soñando con un mundo mejor,
deseando que el mundo encontrara tréboles de cuatro puntas.
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Paro en los cementerios, para leer todas las lapidas,
y vio cada cara, para que su recuerdo no se olvidará nunca:
aquellos que yacen bajo tierra, saben su nombre.
* * *
El sol le construyó un nuevo barco,
con velas jamás vistas,
para que los vientos solares le condujeran, al paraíso.
* * *
Si he de morir, dijo, que sean en basto universo
en el camino de todas las almas,
son donde la verdades vencen a las mentiras.
* * *
Entre las olas: del mar y la quietud del firmamento,
acá, donde hueles pétalos, y las estrellas nacen,
sueñas con ese es viaje a Ítaca a donde quieres trascurrir.
* * *
Al despedirme, no diré nada,
escribiré algo en mi viejo abanico,
pero los anillos de Saturno lo borrarán.
***
Su testamento nunca será leído,
porqué él nunca morirá,
Habrá otros que escriban y viajen.
***
Todos los escritos que no pudo escribir,
ni viajar a todos los sitios que quiso ir,
pero dejará la impronta de aquello que quiso ser.
Hablo en nombre de las tres y te queremos decir que hemos querido escribir este poema para agradecerte esa palabra exacta que tuviste cuando más lo necesitamos, esperamos que te guste y decirte que puedes sentirte muy orgulloso de quien y lo que eres y decirle a Chay que es posible que no haya en el mundo una mujer más amada que tú. Os deseamos la suerte más grande del mundo a los dos, os lo merecéis.