Todavía quedan huellas en mi piel, huellas en mi pensamiento y, huellas en mi ser.
Mi ser de arena que guarda con firmeza los recuerdos de tu bondad, tu ternura y tu fuerza que emergían en el momento exacto de mi placer.
Esta piel de arena lleva tu nombre, tus formas y tu voz marcadas como prueba de tu presencia, y la reclama nuevamente, exige que recorras los caminos que has marcado y que nadie más conoce como tú.
Exige que tus formas se mezclen con las mías, tu voz con mi voz, tu ser con mi ser. Y que así en una mezcla de sensaciones, de sentimientos y de pasiones, lleguemos a la máxima expresión de placer.
Todavía quedan huellas en mi piel de arena, y te reclama.