La lógica me decía que no volvería a ver este lugar de nuevo y eso es lo que hice.
Sobreviví.
Seguí respirando.
Y un día esa lógica resulto estar equivocada porque la marea trajo una vela con que navegar...
Y ahora se lo que debo hacer.
Seguir respirando, porque mañana volverá a amanecer y quien sabe que traerá la marea.
Quizás otra vela, o quizás esta vez traerá un barco.