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Yo No Se Pintar...

Yo no se pintar, sino dibujaría mis sentimientos que son solo momentos en mi vida que pintan de diferentes colores mis días. Tampoco se escribir pero una hoja en blanco es una tentación para las ideas que escupen las emociones de un instante.

A veces las palabras salen de dentro de uno y vuelan para entrarse en el cuerpo de otro. A veces, solo algunas veces, se quedan en ese otro cuerpo y empieza una cadena de un sinfín de palabras encadenadas que juegan alegremente a ir de uno a otro sin parar de reír y disfrutar. Suben y bajan de la cabeza a los pies y se van de lado a lado, pero ya no se desunen porque las letras se acoplan en la piel, pergamino de su libertad. Entonces no paran de fluir porque la libertad las hizo libres, no hay ninguna escondida, se apelotonan para salir del corsé en el que esperaban, a veces pacientes a veces impacientes. Y comienza la locura de vivir. Entonces todo el mundo se reduce al espacio en que ellas se mueven, no hay necesidad de más, se nutren sin comer, respiran sin aire, se mueven sin movimiento, viven reales. Se esparcen sin barreras y vuelan sin subir al cielo, y justo cuando creen estar solas en su juego las acciones aparecen, estirándose hasta tocarlas y pegarse a ellas. Ah¡ exclaman asombradas, éramos más¡, y la libertad se ensancha, los caminos se abren y las experiencias florecen sin que haya primavera, porque el tiempo dejó de contar hace rato.

Siempre hay flechas de ida y vuelta, con dos cabezas. Siempre hay donde descansar, siempre te acogen en regazo y siempre te vuelves a llenar cuando te desprendes de ellas. Resulta que no hay sitio para el vacío, todo está lleno de miles de mariposas batiendo alas que pintan los huecos que quedan al hablar. Es algo que engancha por eso uno se hace granjero, para cultivar palabras, para cultivar acciones, para cultivar libertad. El mundo desaparece y nace un nuevo mundo, a medida de la felicidad. Un nuevo mundo al que se llega sin mapas y sin navegar, sin pasar tormentas ni tempestades. Un nuevo mundo que esperaba por ti, por que abrieras los ojos al sentir del que esperaba acoger tu mirada. Entra el gusanillo, mil gusanillos que recorren los caminos del cuerpo, en muchas veces. No hay fin en el camino, ni pedir que se quisiera. Uno no se cansa de descubrir lo que de asombroso tiene un punto de ida y vuelta o una estrella que enciende o apaga tu noche. Las palabras van llenas de significado que solo impactan en el blanco que lo atrae, y solo hay un blanco donde zambullir lo intimo del placer de la diana. Porque todo lo que emana de lo vivo es irrepetible, inigualable, ni siquiera un espejo repite el ser. No hay artesano que cree su obra igual a otra porque sus manos cambian en cada segundo que trabajan.

Esta es la magia del ir y venir de las palabras juguetonas, de encontrar el esplendor sin trucos de ilusión, de ver lo real en el velo de los sentimientos nacidos. Y con todo ello uno no puede revivir nada, porque el flujo no repite caminos, no repite nombres, no cruza calles, no hay puentes ni atajos, no hay primero y siguiente. Se crea la base de la montaña que se puebla de infinidad de seres internos solo visibles a la vista de quien sabe ver como tu. El asombro del monumento es tal que se hace común en la vida de las células que te forman porque nada es comparable al hecho de hacer de lo grande pequeño y de lo pequeño grande, de lo complicado sencillo y de lo sencillo interesante, de la muerte vida y de la vida más vida.
Esta es mi obra de arte, única e irrepetible, sólo para un espectador al que le cogió la corriente de aire cargada de una dosis infinita de palabras, esperando llenarse de significado al chocar con algo vivo en su trayecto.

Naif.
Naif1116 de mayo de 2014

1 Comentarios

  • Naif11

    Si alguien quiere comentar algo al respecto, estaré muy agradecida.

    16/05/14 09:05

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