Dicen del amor o escriben.
¿Qué desborda para ser un océano que late?
Interrogar en el verso.
Interrumpe la irrealidad de lo contado.
Nos dijeron que amáramos, apresuradamente.
Y sin reservas abrimos nuestro ser
al juego vano que acumula dolor con pálpitos
en la noche.
Una forma de vanidad nos rodea, nos atrae,
nos reitera como amantes o amados,
como pálpitos en el eterno mentidero de las emociones.
Contradice la verdad el juego.
Y vuelves a amar, porque necesitas la adicción
desmesurada de ese rito.
Riesgo de agotar tus pantalones de lona o
el pelo, castigado hasta el extremo por fijadores de nada.
Amémemos al compás de un verso mudo.
Rasgadas las cortinas por el furor intempestivo del ardor.
Amor, en singulares decorados.
Apasionados juegos sobre una mesa
en un triste café.
Es verdad, a veces se trata de algo parecido a la adicción. Me resulta muy placentero pasar y encontrar tus escritos. Gracias