Desnuda.
Estaba sola, lo tenía todo, pero estaba sola.
Tenía tanto miedo, es más, sigo teniéndolo.
Sus ojos escondían todo un mundo, tan distinto al mío... Yo escondía tras mis labios un puñado de sueños y tú tras esos ojos tan claros y tan sumamente oscuros al mismo tiempo... Nunca supe que era lo que escondía.
He hablado de lo que cubrían mis labios pero mis ojos, al igual que los suyos, también tenían secretos.
Parecía tan fácil... Él solo me decía que le siguiera y yo no era capaz de decir que no, aunque me sienta una tremenda idiota diciendo ésto; era completamente sumisa a ese maldito hombre. Sentía mucha paz cuando eran sus brazos los que me envolvían, su olor, su escalofriante forma de cambiarlo todo de lugar, de medir cada paso, de colocar sus pausas dónde y cuándo le apeteciera. "Maldito obseso del control". Aunque a la vez, dios, era hermoso... Solo yo conseguía quitarle la coraza, he de admitirlo, pasaba de ser tan poderoso a una valiosísima reliquia echa pedazos tambaleándose de lado a lado y siempre, como si me leyera el pensamiento, como si supiera exactamente lo que pensaba cuando le veía realmente, siempre me decía; "no dejes que caiga, no dejes que vuelva a romperme". Nunca me acostumbraba a eso, a esas palabras y mucho menos a su mirada cuando las pronunciaba, parecía tan vulnerable, tan pequeño, y a mi me hacía sentir tan grande en ese momento. No porque me gustara verlo de tal forma, eso me destrozaba, pero me tranquilizaba que me necesitara tanto como yo a él.
Había llovido muchísimo en mi alma desde que llegó, tenía miedo de ahogarme pero mi alma se limpiaba con cada gota, era una sensación entre frustración y felicidad. Todo lo que digo suena muy contradictorio pero en el amor todo vale, lo tengo comprobado. No he dejado de llorar nunca pero desde que llegó a mi vida he llorado más de felicidad y he aprendido a coserme cada herida en vez de volver a abrirlas para recordar por qué estaban ahí.
No era todo bueno, a decir verdad no hubo nada bueno hasta quedarme desnuda, y no hablo sexo. Eramos dos almas perdidas, jodidas, que en la búsqueda de la locura o de alguna nueva marca de whisky que terminara de matarnos, nos encontramos. y así es, no suena muy romántico pero es real y me sobra.
Ojalá pudiera verle una vez más, para hacer lo que siempre solíamos hacer después de un día de mierda; gritarnos bajo las estrellas, en la puerta de su edificio lo imbéciles que somos, bueno, él decía que era una imbécil por llevarle siempre la contraria y yo le gritaba lo controlador que era, nos decíamos "adiós" de dos a tres veces y luego nos devorábamos, yo me subía a él como un pequeño mono y él, siempre, siempre, siempre me soltaba el pelo y mantenía mi coletero entre sus dientes hasta llegar a la puerta de su apartamento, entonces me soltaba en su sofá y hacíamos el amor hasta no poder más, y siempre, siempre preparaba una taza enorme de café, decía que era para que no me durmiera, que las noches eran especiales y que no podía dormir si yo dormía a su lado porque tenía miedo que despertar y no verme. Yo solía decirle que estaba loco y que me daría un ataque al corazón con tanta cafeína, y como siempre, me quitaba el café de las manos, se lo bebía hasta dejar a penas un trago y me lo devolvía diciendo " ahora yo me moriré antes que tú", nos reíamos tanto en esa escena, eramos felices con esos ratos, eramos uno... Quién diría que esa frase se cumpliría pensé cuando asimilé que no estaba... Cupido acertó de pleno y ahora me lo ha quitado.
" Dormir rodeada de tus camisas usadas, con tus pantalones de deporte, en nuestra cama, con las sábanas sin lavar desde entonces es lo único que hago ahora. Antes no tenía motivos para seguir viva, llegaste tú y los tuve todos, y ahora te los has llevado contigo. Solo me queda dejar de respirar para poder morir del todo y volar hacia ti amor, te prometí que no intentaría de ninguna manera seguirte y estoy cumpliendo. Pero tranquilo cielo, espérame, que algún día volveré y te daré los millones de besos que me quedan por darte"
