Y seguimos entre el lance,
de arrancar de las ventanas
las rejas atemorizantes
cada una es un momento en la memoria de los nuestros
y parece más sociable, dejar, abandonarse,
mirar por la ventana y ver la tarde
a la noche, las persianas, que comiencen su suplicio
y alejarse lentamente del pensamiento ilusorio,
de algún salto o un suicidio
a enfrentar la realidad.