Supernovas de colores derrotados
son el foco de nuestro vivir,
hace tanto tiempo que no te veo sonreír,
lamentablemente esto parece ser el fin.
La flama del deseo ya se ha agotado,
la tempestad finalmente la ha acabado,
ya no queda resplandor
más mínimo que ilumine en tus ojos.
Ya no somos aquellos que atrapaban luciérnagas
y de noche las pegaban al cielo,
esos que se escondían en el bosque
y sembraban luceros para reencontrarse.
Ya el sol cedió para nosotros dos,
ya la luna se evaporó
desde aquella noche, cuando el final comenzó.
Se fue secando el manantial de nuestro amor,
maldito el árbol de tu traición
que todo su cauce drenó…