Credenciales

Pertenezco a un mundo de credenciales, donde pareciera que lo que sé es, sé es por las credenciales...

Un mundo plagado de credenciales nos asfixia, porque donde vaya me las piden y debo exponerlas en la gran Expo cotidiana de nuestros egos. No hay lugar al que vaya donde no tropiece con credenciales pomposas, gritonas, de colores chillones, con alarma, flotando cuál trampas dispuestas a explotar al rozarlas...

Patético son los intentos por vivir al fuego de sus credenciales, por morir en el hielo de sus credenciales, patéticos los que zoomean sus credenciales hasta dejar un super cartelote colgando de sus pechos desnudos e inflados al sol de otros cartelotes....
Será porque cuesta conseguirlas, porque les son legadas y no quieren perderlas, o por el simple hecho de que la sociedad nos lleva por ese estrecho camino de amar y aferrarte a ellas como si fueran la última esperanza para subsistir...

En el día a día, las calles están saturadas de competencias sangrientas por sus constantes intercambios de credenciales, como si el ganador tuviera vida eterna...
Y en ese triste mundo de espejos distorsionados, ya no somos lo que somos, porque pasamos a ser nuestras credenciales.
Ni se te ocurra salir sin tus credenciales, porque será el comienzo y fin de todas tus conversaciones, seremos objetos de subasta ante el mundo, donde cada quién brillará en sus laureles, incluso tus padres, hermanos y amigos presumirán no solo de sus credenciales, sino también de las tuyas (y viceverza)... y verás los infinitos casos de discusiones feroces de madres exponiendo las credenciales de sus hijos, llegando a ser un caos prácticamente apocalíptico...
No sé si lo han notado, pero particularmente odio las credenciales, donde voy me las piden, donde voy las evito dar, y prefiero cambiarlas por historias de pajaritos de colores revoloteando en las ventanas, o de peluches sonriendo cuando nadie los mira... vanos esfuerzos por desviar la atención a otras estupideces, que no interesan a nadie, y no es que me avergüence ni que me hunda en credenciales de bajo ánimo, como me psicologean algunos, no, solo es, que no quiero ser parte de una vidriera de egos y halagos petulantes, ni mucho menos de hipocresías superficiales!...
te exigen y te exigen credenciales, para presentarte a otros, para conseguir trabajo, para convencer y engañar, para tomar mate, para robarle el amor a las chicas y chicos (siempre como primero y último recurso), incluso para comprar caramelos en un rincón de la plaza, todo pero todo tiene un principio de credencial que apesta...

Putas credenciales!

Incluso, y con permiso de Yoko, me animaría agregarle una estrofa más a la canción "Imagine" de Lennon:

"Imagina que no hay credenciales, yo sé que es difícil, pero inténtalo... y te juro que vamos a tener tiempo para hablar sobre pajaritos de colores revoloteando en las ventanas y peluches sonriendo cuando nadie los mira"...

ram