EN AQUEL JARDÍN DE NUBES BLANCAS
Aunque no adivines la razón de mi plegaria,
aunque no intentes al menos descifrarla
nunca sabrás esto que aquí se congela por su causa,
destapa tu miedo y descubre en el hielo la razón
de esta alma que vive sin calma.
Escucha el grito de auxilio en mi ánima caída
a la que sin razón sepultas en las penumbras ,
de este silencio vano que no hace más que adorarte
en su agonía , escucha atento el pulsar de mis palabras,
busca en ellas la verdadera razón de mi ausencia.
No mires al cielo buscando una respuesta
mira en tu corazón la refutación correcta,
retrocede en el tiempo regresa aquella tarde verdosa,
en aquel jardín de nubes blancas donde tanta pena
se opaco por mi presencia.
ROMINA CAVERO.