Es duro, bastante duro ver como te vas haciendo cada vez más pequeña, como tu mundo empieza a crecer y con él, tus problemas. Es difícil ver como solo tienes ganas de llorar, de no hablar con nadie y desear que le follen a todo y a todos.
Es complicado pasar de todo, volver a sonreír y olvidar los percances que te han ocasionado este estado.
La solución quizá es llorar, desahogarte con una amiga que te diga lo guapa que estas, y dormir, dormir mucho.