Gracias por llenar mi vida de ilusiones incontables, ilusiones que
se funden como el oro al momento de ser pasado por el fuego.
Gracias por andar conmigo en el valle de Huesos Secos,
haciendo generar, carne, nervios y musculo a todo aquello que
parecía sin vida.
Gracias por dejar mi mente volar y ser atrapada por tus bellas
palabras.
Gracias por no poner un alto a toda esta inspiración y dejar que
abra puertas; incontables puertas que expresan lo que siento por ti
Gracias por guardar silencio y escuchar sigilosamente mis palabras
Gracias por infundir tranquilidad a mi ser entero, empañando
mi agonía y despabilando en mi todo lo bello del amor.
Gracias por ser como eres, ser así, sencilla, humillando a la tristeza...
exteriorizando al mundo lo puro y casto de tu esencia divina.
Gracias por levantarme cuando he caído, por alzar hacia mí tu mano que
allegada a tu brazo hacen un puente perfecto para la salvación.
Desvelan mis ojos hacia arriba como pidiendo auxilio cuando en realidad
lo que quieren es morir. Dejándote libre sin decir nada y verte partir.
Si morir, morir únicamente por el entretelar de tus labios.
Profunda es mi agonía al verte lejos, provocando en mí una fuerza
que me insta a gritar.
¡Calla! Exclaman tus labios al ver mi rostro demudar por tu amor.
No digas nada porque estoy aquí, declaras dejando una paz tras tus palabras, como queriendo callar al viento, sabiendo que el viento no puede ser silenciado.
Gracias, indefinidamente gracias, por estar aquí cuando no te siento.
Por pertenecer a mí cuando no me perteneces.
Por guardar silencio cuando realidad quiero que grites.
Y mientras más pretenda encontrar un sentido a mis palabras, no encontraré nada más convincente en mi interior que un "Gracias" saliendo de mí con furor.