Los espacios en tus brazos te hacían efímera y los mares en tus mejillas frágil.
Cada nota de tus labios creaba perfecta melodía con tu respirar y el viento navegaba por tu pelo como los minutos por tus pies.
Pequeñas constelaciones adornaban tu piel de manera que si te acercabas podías ver las estrellas brillar y tus ojos oscuros como la noche pero luminosos como la Luna llena siempre me hicieron suspirar.
¿Que te pasó? Te volviste polvo. Te escapaste de ti misma en cada cigarrillo y volaste lejos del mundo en cada botella.
Huiste porque te odiabas y te perseguí por esa misma razón.