Levantó barricadas, prendió fuego a lo poco que le quedaba y avanzado el tiempo unos ojos color ámbar se convirtieron una y otra vez en la plegaria de un soldado despojado del valor de saciar su propia sed, testigo póstumo de la destrucción de toda esperanza, ella. Hay inviernos que detienen la misma sangre despojando de sus alas al alma, frenando esas pocas palabras que nos salvan del olvido.

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2 Comentarios

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  Sandor

  Solaris, este breve texto es una joya literaria y lo recomiendo.
  Un abrazo
  Carlos

  01/09/15 09:09

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  Solaris

  Gracias por tus palabras, Carlos. De nuevo me brindas tu generosidad. Me alegra que te haya llegado tanto, porque es el único camino para dar vida a este ritual que es escribir. Es un placer leerte. Un Saludo

  02/09/15 03:09