Aquellos días fueron tristes. No te explicas las razones: son y los aceptas esperando que cambien. Nada equivale a ese despertar repentino para no seguir siendo tú. Sigues en las mismas horas, te aferras a las rutinas. La lentitud de cada día los convierten en memoria densa que jamás consume el tiempo.
No Serge, no es un error es una forma de amar el tiempo. Quizá duro, quizá...lento, pero no soy alma que venere el tiempo. Las palabras si adquieren rutinas y formas estáticas: quizá desean ser, o permanecer. Un gran saludo.