Estaba demasiado triste para moverse, ya llevaba por lo menos dos horas allí. Estaba segura
de eso porque el gran reloj de la catedral se lo gritaba con cada clip. Ella no había llegado,
no...
¡Hola! Somos una comunidad de escritores aficionados. Nos reunimos aquí a mostrar y comentar nuestros textos. Descubrimos nuevas historias y nuevos amigos cada día. → Únete para participar