Y aquel joven era así. Vivía como en una eterna frialdad. Eterna. Absuelto del resto de las
personas, de sentimientos, de emociones, de pensamientos más allá de lo concreto y racional. Su
gélida mirad...
y si lo piensas bien, en unos cuantos segundos, dar o negar el saludo se vuelve una situación
perversa, de desquite, de revancha y de ofensa y parece que es tan fácil saludar a las personas y
hay t...
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