Después de descargar toda mi rabia contra la pared, me encontraba tumbada en la cama con los puños sangrando, pensando que cojones se supone que había hecho yo mal y porque toda la culpa me la echabas solamente a mi la única persona que ha estado ah cuando lo has necesitado, pero estoy tan cansada de darte tanto y no recibir nada de ti que ahora soy yo la que dice adiós, y esta vez quizá sea para siempre.