Un río contaminado
lamenta la pérdida
de los peces que tuvo una vez.
Un bosque quemado
llora la ausencia
de los pájaros que vivían en él.
Una selva talada
contempla el atardecer,
pues hoy lo ve mejor que ayer.
Busca una familia de linces su hogar
y ve que lo acaban de quemar.
Ha muerto por la codicia y el afán
un pobre orangután.
Los zorros tiritan de frío,
les han quitado su piel,
y es que alguien un bonito abrigo
se quiso hacer.
Deja de matar
y escucha el lamento
de la Tierra, que es tu hogar,
pues ya no queda tiempo.
No esperes más;
grita a la brisa, al viento y al mar:
¡la Tierra se muere,
la debemos de salvar!
Un sabio búho dijo una vez
que cuando el último bosque muerto esté
y atrapado el último pez,
dinero no podrás comer.
Siento que soñé y crecí
en un mundo más querido y feliz.
Hoy me entristezco al recordar
que hay pájaros que no volverán a volar.
Olvídate de Alá y de Dios,
mira el suelo que pisan tus pies;
donde hay árboles que se mueren de horror,
donde hay guepardos que no volverán a correr.
Deja de matar
y escucha el lamento
de la Tierra, que es tu hogar,
pues ya no queda tiempo.
No esperes más;
grita a la brisa, al viento y al mar:
¡la Tierra se muere,
la debemos de salvar!
