TusTextos

Te Perdono.

El pasillo donde habia aparecido era blanco y estaba repleto de puertas del mismo color. Los ventanales dejaban entrar la luz del amanecer y el paisaje estaba lleno de flores de todo tipo de colores. Sonrie, eran tan hermoso que me llenaba de paz. Me centre de nuevo en la hilera de puertas y comece a caminar. "¿Que es esto? ¿Donde estoy? ¿Quien me trajo aqui?" La cabeza comenzaba a carcomerme con todo tipo de preguntas, pero antes de responderme a mi misma, sin pensar dos veces abri la primera puerta a la derecha. Llevaba un cartel que decia "momentos" en letras delicadas y parecian de plata. Llena de intriga y confusion la abri, la luz que se hizo detras de esta hizo que mis ojos se achicaran y intentaran adaptarse a la luz. Aun sentia paz despues de toda la extraña situacion, estaba tranquila. Una vez que mis ojos se adaptaron a la luz centellante, lo primero que vi fue un señor... Era de estatura media y robusto. Sus ojos celestes brillaban de una extraña emocion y sonrian sin parar a la niña que tenia en brazos. El pecho se me reprimio. Lo reconoci al instante y eso me golpeo insesperadamente. Senti ganas de huir. Era el. La persona que llevaba mi sangre y por logica era mi padre... bueno, habia intentado serlo en ese momento y luego desaparecio de mi vida. "¿Si alli era feliz... ¿por que se marcho? ¿por que nos dejo asi?"Deje de pensar y escape de ese maldito momento casi corriendo. Cerre la puerta y la blancura del lugar me resolto en tanto blanco. "¿Que demonios es esto?"Intente calmar mi interior sobresaltado y me centre en una sola puerta. Al final del pasillo la puerta blanca habia cambiado a un rosa palido y camine apuradamente sin mirar las que seguian de esa... "¿Por que estoy aqui? ¿Por que diablos estoy aqui?" Me queje maldiciendo, solo queria irme y guardar todo eso donde estaba. Nadie debia tocar esas cajas de mi interior.. alli estaban bien. Aprendi a ser lo que era, gracias a dos personitas que no eran mis padres. Aprendi lo que aprendi por mi madre y ya me habia acostumbrado a no tener una persona a la cual llamar padre. No era doloroso, antes lo era, pero la vida me enseño una cosa sobre todo...
-Perdonar.
Suspire. Era tan cierto. Lo habia perdonado y eso era todo lo que importaba. Me senti orgullosa de mi misma y volvi a suspirar, sabia a que se debia todas esas puertas, sabia que al haber escuchado su nombre alguien me habia depositado alli... recordandome que a medida que crecia seguia sola, pero nadie sabia que de alguna forma era fuerte. Lo suficiente para perdonar y recordar. Olvidar si era posible, pero sabia que eso no iba a pasar por mas que lo intentara con todas mis fuerzas.
-Te perdono.
Sonrei sin mostrar los dientes y antes de salir de aquel trance, me gire. El estaba frente a mi, a metros, sosteniendome la mirada triste. Senti la lagrimas pero me contuve. Era tal como lo recordaba, pero con unos años encima. Le sonrei timidamente, dejandole una despedida en ella y quiso acercarse. Pero levante la mano. Habia soportado un abrazo despues de años y años de no verle, ni tenerlo cerca. Y fue realmente doloroso , sabia que podria con otro, pero todo lo que trasmitiera o diga , no iba a cambiar el tiempo que habia desaparecido. No iba a escribir su ausencia de un dia para otro. No iba a creer ni una palabra, porque asi era.. no confiaba en un extraño, años sin tenerle. Perder toda mi niñez y adolescencia no cambiaria lo que era ahora... Sonrei. Quizas el destino lo prefirio asi, quizas era lo correcto.
-Te perdono, por irte y volver. Te perdono por todo, pero... No puedo darte mas. No puedo quererte mas.
Las lagrimas brotaron de sus ojos celestes, que eran la viva imagen de mi hermano y no senti compasion por aquella persona lejana y tan cercana a la vez. Asintio mirando el suelo y se volvio a la puerta casi perdiendo el control de su cuerpo. Aquella maldita enfermedad que su cabeza tenia... aquello arruino las cosas, aquello arruino lo que era. Quizas sin ella o siendo tratado, podia ser un buen padre. Pero...Estaba tan perdido que ya no habia limites para nada.
-Lo siento.
Su voz ahogada me clavo un puñal y no fue doloroso. La paz seguia, la tristeza tambien, pero... lo habia perdonado y eso era lo mas fuerte de todo. Me marche.
-¿Hola?
Unos ojos celestes, casi iguales a los que habia visto segundos antes , pero mas jovenes, me observaban de forma preocupada y graciosa. Movio su mano de un lado a otro, intentando hacerme reaccionar y lo hizo. Rei para mis adentros y aleje su mano.
-¿Que haces?
Deje escapar lo primero que me vino a la mente y recorde todo de golpe. Era la hora de la fiesta. Era la hora de irnos.
-¿Esperandote?
Su impaciencia me genero gracia y lo empuje suavemente. Salimos de mi cuarto , volvi a la realidad y cerre la puerta detras de mi, dejando el trance en el aire. Asi era feliz.
Universo16 de marzo de 2015

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2 Comentarios

  • Albasilencio

    la vida y los deseos jamás se rinden ya sea en forma de sueños o dándoles el valor de la palabra, van abriendo surcos y descubriendo los que alberga nuestro corazón con los labios abiertos y el grito silencioso.
    magnifico escrito.

    17/03/15 08:03

  • Universo

    Lo describió con las palabras exactas! muchas gracias.

    18/03/15 01:03

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