He cambiado, ya no soy el mismo.
He muerto y he resucitado para ti.
Por eso hoy me gustaría amarte tiernamente,
sin apuros, dejando que pase el tiempo,
rasgarte la piel con el pétalo de una rosa,
olerte cada recodo de la piel, cada pliegue.
Hoy me gustaría amarte como una lesbiana,
que explora lento, sin ansiedades,
para así sentir, por primera vez,
la esencia final de tu aroma,
que debe oler a madera dura y noble.
Déjame amarte de otra forma,
dejemos atrás esta rutina infame,
vaciémonos de obligaciones,
que nuestro sexo no sea una tarea, un propósito.
Ansío amarte descontroladamente,
o sea, sin controles de ningún tipo, ni planificaciones.
Ansío amarte descomunalmente,
que sea lo que sea,
que el orgasmo no sea una obligación, una meta
qué más da
Quiero sentirme niño contigo,
jugar contigo,
permíteme finalmente hacer mío
este afán de caricias y silencios.
Superemos los límites ciegos,
entrampémonos en el devenir del placer,
porque hoy mi pene no será el dios
que debe ser adorado.
Quiero pensar en ti, un poco más en ti, sólo en ti.
Así es que mírame con otros ojos,
tócame con otras manos,
acostúmbrate a mis nuevos ritmos,
acostúmbrate a que los días serán más largos,
a que te amaré lentamente,
explorándote, sin urgencias
