TusTextos

Significante Tiempo

Ahora, todo es acerca del tiempo en mi vida. Cuántas horas trabajo, cuántas no fumo, programar la alarma en el celular, el diecisiete de marzo, cuánto se tarda el bus en venir. Son las veinte y diez de la noche y el festejo por el cumpleaños de la madre de Tamara comenzó en la tarde.

Son las veintiún horas, me duele el lado derecho de la cabeza. Apretujadamente me deslizo entre los demás pasajeros. Llego a mi destino. Algo para calmar el dolor, no hay farmacias en esta principal. La tienda esquinera es nueva. Lleva dos meses funcionando y no venden cigarrillos. Sus dependientes atienden con malos gestos, producto de la inconformidad pasiva, el miedo que no les permite invertir en más productos para abastecer correctamente a la clientela. Es una tiendita.


En la despensa atiende un hombre con uniforme de guardia, delgado, con bigote, como de unos cincuenta años.
- Una pastilla para el dolor de cabeza.

Hay una foto del hombre junto al alcalde de la ciudad colocada en la parte superior del estante donde están los cachitos. La vocinglera expresión femenina recorre el pasillo anterior de la tiendita, el sonido me taladra los oídos. Es gorda, lleva la típica bata de algodón que las mujeres de la costa usan como ropa de casa en las temporadas más cálidas, está recién bañada y sus grandes senos cuelgan sobre la flacidez de su abdomen.
– Son dieciocho centavos.
Mastico el borde plateado del empaque de la tableta mientras cruzo la elevación peatonal y la primera gota de lluvia nocturna cae sobre la vereda que conduce a su casa.

Avisé mi presencia saludando en dos tiempos delante de las curvas formas aceradas que adornaban las rejas del cerramiento. Su madre se acercó a abrirme y me dijo algo como: “Sólo tú faltabas, estaba pensando que no ibas a venir”
Del lado derecho de la sala, en la mesa, estaban sentadas sus primas, una de ellas con su novio. Llevaba un vestido de una sola pieza con un corte por encima de las rodillas de color café pegado al cuerpo, zapatos de tacos plateados, y claramente se notaba en su escote el broche delantero de su sostén blanco. Se veía preciosa. No más de un metro con cincuenta centímetros. Por esa razón la apodé Chiquita.

– Te voy a decir la verdad. Dijo. Me regaló un anillo con nuestros nombres grabados. Tomó mi mano y lo situó en el dedo medio. Se marcharía de viaje a principios del mes próximo. Otra fecha dentro de la cual se movilizaría todo mi existir. Cuatro de abril.

Velasco Unamuno

Velasco03 de abril de 2008

4 Comentarios

  • Shadow

    Me gusta como vas contando la historia, la narraciòn se siente plenamente veraz y cotidiana.

    04/04/08 12:04

  • Tuxsparty

    Frente a este modo de percibir el tiempo, donde el tiempo es el recuento de las horas, de los dias y las semanas, donde el "tiempo es dinero", donde "time is money", existe otra visión, respaldada por toda una civilización ya masacrada, para la cual el "tiempo es arte", tiempo vivo, tiempo azteca, tiempo inca, tiempo maya.

    04/04/08 02:04

  • Velasco

    El tiempo es la percepción conciente del propio existir. Todo lo cuantificable. Por otra parte el incosciente es atemporal.

    04/04/08 04:04

  • Marisol

    El tiempo es pasado, presente y futuro que se recicla en cada instante para ser vivido y revivido.

    Me gusto mucho tu escrito.

    besos.

    05/04/08 08:04

Más de Velasco

Chat