Otra noche en la que me daban las tantas en aquel garito.
Nada sabe mejor que el whisky en aquel ambiente oscurecido por el humo.
Vuelvo a releer aquel viejo libro.
Una y otra vez. Saboreando las palabras
haciendo que el alcohol las haga diferentes a la primera vez...
-¿puedo sentarme?
Una voz suave como el terciopelo acaricia mis oidos.
Levanto la mirada, para que esta se encuentre con la suya
Sus ojos son totalmente hechizantes
pueden deslumbrarme y obnubilarme incluso tras sus finas gafas...
La Observo...
-Lo siento, no mezclo cosas dulces con el alcohol...
Sonrío, ligeramente, un gesto apenas perceptible
Era un amor platónico casi perfecto...
Baje la cabeza para proseguir con mi lectura
apenas percibir un movimiento en mi campo de visión
Noto como se sienta en una silla cercana a la mia...
La miro de reojo...
Sonríe...
- Entonces, charlemos
Me gusta. El final es perfecto en su ambigüedad.