Y todo se llena de luminosidad.
Tú me enseñas a ver el brillo
de los colores,
puedo apreciar todos los olores.
Libre albedrío,
revuelo de entusiasmo
que desprendes,
que invitas
agarrar el tiempo con la mano.
A detener los instantes
que nos llenan el alma.
Sentimientos al descubierto...
Que saltan y revolotean,
se acercan y se alejan.
Y yo sólo quiero atraparlos.
Me hace correr y saltar
atravesando caminitos
para luego dejarme atrás.
Bajo soles de vestidos
centelleantes de cobre.
Vertientes de luz que
reverberan en las hierbas,
en los arbustos,
en tejados.
Y corres entre los parques
donde juegan los chiquillos,
entre las gotas que salpican de la fuente.
Te escondes entre las macetas
de los patios andaluces,
bajo la sombra de los olmos.
Bajas a refrescarte a las cañadas,
atravensando campos de trigo.
Asombras a las mariposas
que sólo buscan las flores.
Y revolucionas a los pajarillos
que se refrescan en las fuentes
mientras te canta desde por la mañana.
