Se elevó la luna llena,
alcanzando lo más alto,
su luz en lo más hondo
del bosque la alumbró.
El cuerpo deshojado,
triste,
abandonado
en el barro,
masacrado,
sanguinolento
guiñapo infeliz,
ni 16 primaveras,
la ropa desgarrada.
El silencio
de la noche clara,
lo invadía todo,
se percibía,
un ambiente gris,
desolador,
mientras la bestia
se alejaba.
En coche sin luces
por el camino oscuro
regresaba a su vida
de felicidad,
junto a su mujer
y sus hijos,
de nuevo volvía a ser
una gran persona.
Hay demasiado Jekyll y Hyde suelto.
Conciso y extenso a la vez. Me ha gustado.
Un saludo cordial.