Nos traicionamos constantemente haciéndonos creer que lo inalcanzable es realmente posible y, no cómodos en ese amalgama de sentimientos contradictorios que surgen fruto de nuestra propia incoherencia, creamos un camino imaginario sobre el que dar pasos de bruma. Por allí discurrimos, sin un sentido fijo, con un final esperado que nunca llega y realizando un esfuerzo inconmensurable por continuar.
¿Qué es peor, frenar en seco y olvidar o permanecer en un engaño doloroso autoimpuesto?
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