a propósito doctor, no crea que se me escapa la vez que se fue con la Toña, sí, la Toña, yo estábale viendo también esa vez, pero no se apure que ya no me salen palabras de los dientes, nomás gargareos y escupitajos y ronquidos, su esposa la Beatriz no va a saber nada. Pero entonces le decía que estoy muy acongojada, porque descubrí que mi yerno Ignacio, que es el más jovencito porque se casó con Paty, ¿si se acuerda de Paty no? (Sigue con las pastillas que le dan gases), pues que el tal Ignacio estaba la otra vez leyendo un periódico y le dio por pensar en mí, que estoy bien vieja, y se puso a imaginarme en bragas ¿usté cree? No, si cuando se trata de enfermedades hay muchas. Es como decía Horacio, hay de todo en la viña del Señor y yo le decía ¡¿Cuál Señor Horacio!? Tu estás loco y te vas a morir dentro de dos meses porque te va a atropellar un camión de la Coca-Cola por andar viendo a una vieja, que es de esas que nomás comen tortillas y frijoles porque no quieren matar animalitos, si no creas que vas a vivir para siempre Horacio. ¿Sabe que de todos modos lo extraño al mugre Horacio? Y todavía no terminan de repararle el deste, el torax, porque el camionzote estaba bien pesado de tantas cocas que llevaba ese día. Y no falta mucho pa que se termine la jodida Coca-Cola, al rato van a quebrar por babosos
Y así continuó por quince páginas Doña Felita, y terminó escribiendo
¡los malditos paraguas! ¡Ja, que risa!, bueno, lo dejo para que Beatricita le sirva sus enmoladas, buen provecho.
