Hay un pájaro hermoso, protagonista de fábulas viejas, que sin enterarte tú de la manera como, ha venido a dar a tu puerta. Su plumaje es tan valioso que una sola de sus plumas vale más que un mar entero con todo y sus tesoros y los cuentos de sus viajes, su vuelo es tan gracioso que las nubes pasajeras se congregan para verlo y hacen en homenaje la lluvia y las tormentas. En ello viene tu dilema: que robándole al ave una sola pieza del plumaje, podrías colmarte de riquezas, ropaje y años buenos, y robándole una sola pieza del plumaje al ave, estropearías para siempre su vuelo que es razón de alegrías inconmensurables. Tu respetable decisión pone fin a este ejemplar de prosa necia. Lastimarás la esencia del ave o permitirás que escape tu fortuna.
Esta fábula no es una, primero porque el discurso de la creatura lo hemos omitido y es poco relevante, segundo porque no pretendemos que aprendas ninguna moraleja ni el amor por la naturaleza. Antes bien nos resulta bastante más interesante que tengas por lo menos una certeza sobre lo que motiva tus decisiones, tus omisiones y por lo tanto, tu vida entera.
