Fugitivo
09 de enero de 2011
por abrahamsaucedocepeda
Tras el acontecimiento del veintiocho de mayo quedó mi voluntad exhausta. Me retiré a las soledades del campo, pretendiendo aprender algo de las montañas que devolviera a mi espíritu el aplomo y la calma. Un tiempo dediqué a componer estrofas, letras para que devoraran los cuervos imaginarios que hacen nido en mi cabeza, jueces rutinarios que inventó para mí la evolución, para que llegara yo a genio o a santo, yo: Del llover fresco y las sombras que beben del río, del alma oculta de las gacelas, liebres espontáneas contra las estrellas, noche sin religión. No olvidé llevar conmigo el primitivo telescopio, y así otorgué a mi pensamiento herido todo lo nocturno, laurel que no puede ser sostenido, océano que no será contenido. Alegre de bastedad, temeroso de los ejércitos grillos, resolví volver a casa y entregarme a los tribunales. La cárcel no contiene mi espíritu. Lo mío vaga en las praderas, explota por las noches, comparte con la montaña un telescopio primitivo.
Dogmas1364 lecturas, 3 comentarios
Un texto muy poetico, me lleno de preciosas imagenes , de un cuerpo encerrado y un alma que sueña, y es el sueño lo que tiene y contiene la vida, no importa donde estes, la libertad de soñar y vivir es tuya.
Precioso.
Nadie podrá quitarte tu libertad.