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La Alacena 19 de agosto de 2009
por abrahamsaucedocepeda
No fue necesaria la cordura, ahí estaba de nuevo la alacena, inevitable, severa. Tantas veces que me había aterrado su maligna presencia, sus copitas, sus jarrones y sus platos. Precediendo a cada tragedia, le hallé siempre presente a la mano, concreta, soberbia. Viajó conmigo por toda la Tierra, dándome alcance a donde fuera, eternamente al acecho. En mis sueños el universo carecía de todo, hasta del color negro, pero la alacena estaba en medio, madurando paciente, secreta. Y ahí estaba de nuevo, lejos de todo, perdida en la arrogante mansión divina que es el infinito espacio entre las estrellas, conmigo, conmigo. Y floté a su encuentro con absoluta placidez, honrando su perseverancia, sus jarrones, sus copitas y sus platos. En un cajón guardaba mi alma.

2 Comentarios

  • Mejorana

    A mí también me fascina el misterio de las alacenas.
    Y tambien suelo guardar en ellas mis ilusiones y mi alma.
    *
    Tú, eres fascinante, como las alacenas.

    19/08/09 09:08

  • Nigth14

    quiero beber una copa de vino :(

    25/08/09 07:08

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