El mundo se extiende como una alfombra, coloreada de dolores y penas. Al final, la muerte adornada de amatistas y esmeraldas, espera sentada en flor de loto.
Se extiende el mundo como una alfombra, decorada de dolores y penas. Al final, envuelta en amatistas y esmeraldas, espera la muerte, sentada en flor de loto.
La muerte ensortijada, baila en la alfombra de lo eterno, y el plañidero de los dioses arrumbados nos inventa una alfombra celeste donde amarnos o quemarnos.
Al amparo de una alfombra, reverbera el canto de la muerte, son los dioses que le danzan, decorados, arrumbados. Ay, como quema el amor.
Sobre una alfombra, la muerte y los dioses bailan, es el son del amor, que quema y se vuelve esmeralda. La flor de loto envuelve la eternidad. Somos todos muerte y dioses.
Luna de los amores que incendian, eres una mística alfombra donde la muerte baila y los dioses flotan. La celestial firmeza de tu giro, eternidad esmeralda, atiende a tu belleza.
Triste luna mortal. Graciosa muerte que baila con los dioses. Envuelve tu belleza en una alfombra de esmeraldas. Amor amatista que me quemarás eternamente, dale a mis giros firmeza celestial.
Inmensa cara triste de la luna que eres muerte. Vas muy adornada de esmeraldas para darle la noticia a Dios. Mañana se tropieza con la alfombra y muere.
Flor de loto que se quedó sentada viendo morir a Dios, chingas a toda tu madre.