Paseando un día con abuelo Cuco, vieron por primera vez la mágica tierra que está al otro lado de quien sabe donde. Les dijo el viejo, con acento épico y oxidado -No se tienen que ir muy lejos detrás de aquella colina y van a hallarse un caballo con alas, que así se disfraza porque por dentro es un príncipe acongojado. Y por allá donde los borregos se confunden con los matorrales, es donde una vez se me apareció una genia mágica que me hizo concederle tres deseos. ¡Ah! Pero cuíden de meterse en aquel bosque que está por la fábrica de cajas, que ahí se aparecen unas sirenas con los pies volteados que si las miras te vuelven loco.- Ansiosos y emocionados como estaban los chiquillos por las aventuras venideras, señalaron a un mismo lado y cuestionaron al viejo Cuco - ¿Y quienes son esos señores que vienen tan bien vestidos? ¿Caballeros o encantadores? – Ah, pues esos que vienen, Carlitos, son de la migra y si nos agarran nos van a chingar. - A la semana volvieron a México, donde aprendieron los antiguos conjuros que trocan el miedo en oro y el cansancio en plata.

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