Me asusta intermitentemente. Algo sobra en esta habitación y no lo discierno. Por las tardes, cuando escribo, alcanzo a sentirlo. Cuando sueño también lo siento. Lo siento cuando me imagino muerto. Me horroriza interminablemente. Algo sobra en esta habitación y no lo comprendo. El aire estático, el mediodía perverso. Algo tiene vida en la sombra de mis dedos. A veces me parece que tiene rostro, cubierto de grietas y reflejos. A veces soy yo quien le acecha. Profesaré silencio. Le guardaré en secreto hasta que ya no pueda.