Soy una caja rectangular de harina con pegamento, de cáncer con cemento, plastilina gris adentro justo al centro. Me caigo hacia delante o para atrás pero no a los lados, voy en rieles, colgado, me van jalando. Soy el órgano multifuncional de un cuerpo atado, frecuentemente un ojo, boca de vez en cuando, casi nunca sexo. Soy la insurrección entera de mis propios dogmatarios, me alabo y me descreo. Naturalmente me ha inundado la tristeza, una tristeza solamente pero este poema no es de eso. Creo en las absurdas consecuencias y en el santísimo caos, creo que el cosmos no es nuestro. Me entiendo y me quiero pero no me importo, ni te importo ni lo pretendo. Ni pretendo tampoco, todavía, el nirvana, aunque me guste el silencio. Escribo, ya lo he dicho, para un público íntimo, ficticio e interno, para ir dejando huellas y me place, lo admito, que mis huellas se vean. Pareciera que soy un cofre enterrado en la arena, lleno de huecos que la arena llena; no soy, sin embargo, ni quiero ser lo que parece que soy; prefiero ser la misma arena, pero tampoco eso soy, soy más bien los huecos. Me harto, confieso que detesto este poema, por inconsecuente, por pretencioso y soberbio. Soy una máquina de arruinar lo que sea, procesando sentimientos a prueba y error, en un experimento mal planteado, sin objetivos claros ni metodología concreta. Soy desde hace tiempo un desempleado perdiendo el tiempo, lo cual me place, pero me place en secreto. Comulgué alguna vez con fe sincera. Alguna vez amé con fe sincera. Pero repito que este poema no es de eso. Maldigo y desprecio cuanto quiero, que es poco, tolero, razono y me callo, soy la lluvia de malas ideas, soy el menor adversario, soy un caballero cortés orinando en la banqueta. ¿Y sabes que detesto las listas de enunciados como esta? Concluyan entonces el truco y las pruebas. Concluyan pues, pretensión y soberbia.

AbrahamsaucedocepedaSeguir Autor Recomendar Texto Agregar a Favoritos