Aconsejamos a nuestros semejantes, en cambio, no seguimos las pautas indicadas a los demás. Nosotros mismos nos excluimos de nuestras palabras dadas.
Tú, Tú y Tú..sí, Tú ¿Realmente actúas en consecuencia a las indicaciones vertidas a otros?
Suponemos saber todo lo que sucede a nuestro alrededor. Nos hacemos jueces, cuando en realidad somos nosotros los reos. Pongamos paz en nuestras conciencias antes de dar discursos que no "escuchamos". Entonces, y solo entonces, estaremos en paz con nosotros mismos.