La ciudad es de cristal
y están lloviendo piedras,
la histeria no tiene refugio
ni se toma un descanso,
los neones lucen mutilados,
la noche ha tornado eterna...
En cada esquina
se mira de frente al hambre,
es costumbre,
el tránsito no cesa,
cabalga al son de las sirenas,
quien no camina herido
camina cicatrizando,
en este nido de ratas,
no hay nadie que reluzca intacto...
Precios módicos
por cuerpos alquilados,
limosna y chatarra
por alcohol y drogas,
miradas de socorro
que no encuentran espejo,
lejos brilla el monumento,
pero cerca mora el espectro...
Veinte pisos de edificio
haciendo sombra al árbol,
el rolex en la muñeca
dándole la hora al mendigo,
ancianos seniles y decrépitos
esquivando limusinas,
la paradoja del lujo
empobreciendo lo de por sí
ya empobrecido...
Y este aire enrarecido,
y carteles,
carteles por todas partes
con rostros felices
y gente simuladamente perfecta,
modelos prefabricados
haciendo soñar
a quien no tiene respiro...
Y salas de espera,
y robos y puñaladas,
y violaciones grupales,
y odio racial,
y política de mierda,
y enfermedad,rencor y sangre,
y la mugre bajo la alfombra
a punto de rebosar...
La ciudad es de cartón
y está lloviendo fuego.
